Divorcio: 8 puntos que los padres han de tener en cuenta
31 de Marzo de 2016
Para no provocar durante el divorcio más daño en sus hijos de lo que la propia situación en sí les va a causar os planteamos ocho cuestiones que pueden ayudar a los padres en tan difícil situación.
1- La noticia sobre la separación ha de darse por ambos padres en conjunto y de una manera calmada. A veces estas decisiones no se toman hasta que uno de los padres estalla y dice gritando algo así como: “¡no aguanto más vivir en esta casa, me marcho!”. Que los hijos se enteren de la separación de esta manera les genera dolor añadido y además dudas sobre si ellos, que forman parte de esa casa, son culpables también de que uno de los padres se quiera marchar.
2- Dar explicaciones sobre el divorcio. Es muy importante dar explicaciones a nuestros hijos sobre la separación y el divorcio de los padres. Sean los hijos conscientes o no de los problemas en el matrimonio de sus progenitores.
Esto es importante porque a veces los hijos, sobre todo los más pequeños, pueden creer que los padres se han separado por su culpa, por algo que desearon o hicieron. Hay que tener en cuenta que a edades tempranas los niños piensan en términos mágicos. Si, por ejemplo, desearon que su padre se fuera de casa, y después les comunican el divorcio, pueden pensar que todo es por su culpa.
Por eso es importante dar explicaciones a los hijos del por qué de la separación. Esto se ha de hacer de una forma calmada y tranquila. Previamente conviene que los padres hayan resuelto todos los problemas derivados de la separación como con quién vivirán los hijos o con que frecuencia verán al padre en el régimen de visitas (aquí decimos padre porque suele ser lo más común). El objetivo aquí es reducir el miedo y la inseguridad que pueden sentir los hijos y no ponerse a discutir los pormenores delante de los hijos lo que les causaría un dolor innecesario.
Se dejará claro que la culpa no es de los hijos y que los responsables de la decisión de separarse son los padres. Decirles claramente que ni su conducta ni sus deseos han influido en nada para tomar esa decisión. Que son los padres los que han tomado esa decisión.
Aquí ya depende del estilo de cada familia, pero a modo general se les podría decir que papá y mamá van a vivir separados hasta que se divorcien, es decir, hasta que dejen de estar casados. Se ha de tranquilizar a los niños diciéndoles que ambos padres les quieren y que seguirán preocupándose por ellos aunque no vivan todos juntos. Qué aunque los padres se separen, los hijos seguirán teniéndoles a los dos, ambos seguirán siendo su familia.
3- Los padres han de estar preparados para que haya llantos y ruegos para que no se separen. Por eso si los padres han llegado a este punto conviene que la decisión de separarse esté firmemente tomada. Si llegados aquí aparecen dudas en los padres, y detienen temporalmente la separación, los hijos sufrirán aún más en una incertidumbre constante y angustiosa.
4- Si los padres tienen hijos de distintas edades conviene que ambos padres hablen juntos con cada uno de ellos por separado. Pues niños de diferentes edades pueden tener un nivel de comprensión distinto que requiera matizar la información que se les da, por un lado y por otro, los hijos pueden tener preguntas muy dispares.
5- No preguntar a los niños. Hay ciertos temas sobre los cuales deben decidir únicamente los padres, tales como la conveniencia o no de separarse o elegir la persona con la que los hijos desean vivir. Aunque los padres tengan buenas intenciones, dejarles a los hijos elegir sobre estas cuestiones supone una carga excesiva e innecesaria para ellos. Preguntar a los hijos con quien quieren vivir supone un problema de lealtades en donde cualquier elección supone la culpa por la opción no elegida.
6- Los padres no han de fomentar en los hijos fantasías de reconciliación: Hay veces en las que los padres deciden comportarse muy amistosamente en presencia de los hijos durante las visitas. Teniendo claro que el trato entre ambos progenitores ha de ser cordial, una excesiva amistad puede confundir a los niños. Generalmente los hijos siempre están deseando que sus padres vuelvan a reconciliarse y un trato demasiado amistoso entre estos puede generar en ellos fantasías sobre la posibilidad de que vuelvan a estar juntos.
7- Regularidad en las visitas: Al principio lo normal es que el progenitor que tiene el régimen de visitas suele acudir regularmente a las mismas. Sin embargo, a veces a medida que pasa el tiempo puede que el progenitor empiece a considerar estas visitas como una carga no deseada y se vuelvan más intermitentes. Quizá prefiera estar con sus amigos o pasando el fin de semana por ahí en lugar de ir al parque con su hijo.
Ante esto hay que tener muy en cuenta como se puede sentir un hijo que espera con ilusión a que llegue el domingo para ver, por ejemplo, a su padre, y que cuando llega el citado día este no aparece. Puede sentirse dolido y culpable porque su padre no acuda.
Por esto el progenitor que tiene el régimen de visitas ha de fijar un plan de visitas que pueda cumplir siempre. Debe tener en cuenta que si sus hijos se acostumbran a que les visite todas las semanas, estos tienen todo el derecho de seguir esperando lo mismo en el futuro. Es mejor fijar una frecuencia de visitas menor, pero que se pueda cumplir.
8- Qué hacer en las visitas: Las visitas han de ser satisfactorias para los hijos, han de poder disfrutar de estar con sus padres. El motivo básico de las visitas es que el hijo pueda seguir manteniendo una relación continuada con, por ejemplo, el padre que es el que generalmente realiza las visitas; además de que este siga sirviendo de modelo para el hijo y que se interese por transmitirle sus opiniones sobre el mundo y valores.
Ir a por el niño religiosamente para luego no hacerle caso en todo el día no es correcto ni beneficioso para él ni para la relación entre ambos. Por ejemplo hay padres que el día que les toca estar con su hijo lo pasan delante de la tele con algún amigo suyo viendo el futbol. Y el hijo está condenado a estar en segundo plano delante de la pantalla. Esto le transmite al niño la idea de que su padre realmente no disfruta en su compañía.
Por otro lado los padres y sus nuevas parejas han de ser discretos el día de las visitas con sus conductas, por supuesto de cara a su hijo. Pues el hijo puede tener sentimientos contrapuestos hacia la nueva novia de papá. Este aspecto ocurre igual en el caso de la madre que tiene la custodia y que sale de forma continuada con distintos hombres. Si alguno de estos pasa mucho tiempo en casa los hijos pueden cogerle cariño por lo que sufrirán y se desilusionarán cada vez que esta relación se rompa.
Estos ocho consejos están pensados únicamente para disminuir el dolor y la angustia en los hijos de padres que están en un proceso de separación y divorcio. Somos conscientes de que algunos no son puntos fáciles de cumplir y de que todas las personas cometemos errores. Sin embargo, y teniendo en cuenta esto, pensamos que pueden servir de guía a las familias para que, dentro de su propio estilo, puedan llevar a cabo la separación y el divorcio con el menor sufrimiento posible para sus hijos.
“No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos”
Samuel Gómez Jiménez | Psicólogo Infantil y Adolescente en Madrid
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